viernes, 21 de mayo de 2010

¿Quién podrá defendernos?

Análisis de la figura del ombudsman en el periódico El Tiempo.
Por Mónica Suárez

Resulta paradójico e incluso preocupante que en la gran mayoría de los periódicos latinoamericanos, el cargo de defensor del lector u ombudsman no se ejerza con calidad y, en el peor de los casos, no tenga continuidad. Esto fue lo que ocurrió en el diario colombiano El Tiempo.
Los lectores de este periódico, considerado el más importante e influyente de Colombia, actualmente no tienen un defensor. A pesar de que por 16 años la Casa Editorial El Tiempo (CEET) contó con la colaboración de algunos afamados periodistas como Felipe Zuleta Lleras, Javier Darío Restrepo y Cecilia Orozco, hoy sus lectores no tienen quién los defienda.
El 27 de septiembre de 2008 fue la última columna de María Clara Mendoza, quien hasta ese día se desempeñó como ombudsman de El Tiempo. Aunque sus funciones eran “recibir e investigar las quejas del público sobre la exactitud, la imparcialidad, el equilibrio y el buen gusto en la cobertura de las informaciones”1, María Clara Mendoza más parecía realizar un trabajo de autopromoción del periódico.
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1. PAWLES, Flavia. La experiencia del primer defensor del oyente en una radio pública argentina. [online]. 2005, [cited 2010-05-21] Available from Internet: http://www.saladeprensa.org/art644.htm
En el primer párrafo de su columna “Estrategias para consolidar la lealtad de los lectores”, publicada el 20 de septiembre de 2008, aseguraba lo siguiente: “cada día son más los beneficios que el periódico ofrece a sus lectores. Interesantes fascículos, jugosos premios en concursos y descuentos en el comercio son, sin lugar a dudas, efectivas estrategias de mercadeo para atraer suscriptores”2. Da la impresión de que lo que pretende la señora Mendoza, más que “velar por los intereses del lector, defenderlo y representarlo en la redacción del periódico”3, es intentar venderlo.
A pesar de que citaba a tres lectores, claramente molestos por la frivolidad con que los periodistas de El Tiempo cubrían las fuentes oficiales, la poca importancia que le daban a los aspectos públicos relevantes y su continuo énfasis en anécdotas del acontecer nacional; la defensora no hizo ninguna sugerencia explícita al periódico, trató el tema de una manera impersonal y evadió sin dar respuesta a la queja que hizo el lector Daniel Vesga Garcés, quien se mostró inconforme con el artículo titulado 'Pupuchurra vs. zancudos', publicado el 10 de septiembre de 2008. Garcés aseguraba que es un “semireportaje” sobre cómo los mosquitos pican a una actriz y por esto afirma que “no hay derecho a que en el diario más importante de Colombia tenga cabida un artículo tan pobre”4.

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2. Ibid.
3. CASA EDITORIAL EL TIEMPO, Bogotá. Manual de estilo. 1995. P. 163.
4. MENDOZA, María Clara. Estrategias para consolidar la lealtad de los lectores. [on line] 2008. [cited: 2010-05-21] Avaliable from internet: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/defensoradellector/estrategias-para-consolidar-la-lealtad-de-los-lectores_4542199-1

Según Thomas Ferenczi, ex ombudsman del periódico francés Le Monde, la misión del defensor “es velar para que los periodistas actúen con independencia política y económica”5, sin embargo, las tímidas sugerencias de Mendoza dejan mucho qué desear pues no es clara ni explícita en ellas y cuando responde a casos concretos como en el expuesto en la columna “Un triste ejemplo de cómo no redactar una noticia”, del 19 de julio de 2008, en el que el lector Francisco Parto Téllez se queja por el mal tratamiento y la no confirmación de datos e identificación de las fuentes en la noticia titulada “'Hincha de Millonarios murió atropellado por bus de TransMilenio cuando intentaba colarse sin pagar”; en ningún momento acude a la persona implicada, es decir, al periodista que redactó la nota que está en cuestión.
Simplemente asegura, “A juicio de la Defensora, el lector tiene razón (…) en la redacción de dicha noticia se faltó a la transparencia porque no se identificaron las fuentes; al equilibrio, porque no se consultaron distintas versiones, y, a la ética, porque no se mostró ninguna sensibilidad ante la víctima y su familia. Es cierto que un reportero no puede comprometerse emocionalmente en las situaciones sobre las que informa, pero no significa que actúe sin compasión ante el dolor ajeno”6.

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5. PAWLES, Flavia. La experiencia del primer defensor del oyente en una radio pública argentina. [online]. 2005, [cited 2010-05-21] Available from Internet: http://www.saladeprensa.org/art644.htm
6. MENDOZA, María Clara. Un triste ejemplo de cómo no redactar una noticia. [on line] 2008. [cited: 2010-05-21] Avaliable from internet: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/defensoradellector/un-triste-ejemplo-de-como-no-redactar-una-noticia_4385477-1
Si el ombudsman es un mediador, como lo asegura Ferenczi, quiere decir que debe haber una comunicación fluida y argumentada entre éste, la sala de redacción y los directivos, por consiguiente, el defensor del lector debe regirse por mínimos preceptos periodísticos como el contraste de fuentes y acercarse al autor de la noticia para conocer su versión.
Sin embargo, no toda la responsabilidad es ombudsman. Es muy importante el papel que desempeñan los periodistas y las directivas y las intenciones que tenga el medio al contratar un defensor, pues como lo asegura Gerardo Albarrán de Alba:
A veces está más ligado a una voluntad empresarial de cambio –lo que puede limitarle si se le percibe sólo como instrumento de control interno-, o peor a un interés de apariencia; otras, al desarrollo de una conciencia ética de la redacción, lo que ofrece una probabilidad de éxito mayor (…). En ocasiones, la creación del cargo de defensor del lector no sólo es intrascendente, sino que puede significar una burda maniobra de apariencias y relaciones públicas7.
Es indispensable que tanto los periodistas como el ombudsman, se rijan bajo los parámetros del manual de redacción, que en el caso de El Tiempo, consigan algunos aspectos éticos y jurídicos como la rectificación.


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7. PAWLES, Flavia, Op. Cit.

El 11 de junio en el link de Justicia apareció una noticia titulada “Capturado ex presidente de Finagro por supuestas irregularidades en asignación de tierras”, en ella se aseguraba que dicho ex presidente era César Pardo Villalba, información que no se había confirmado con la Fiscalía y que resultó ser falsa.
A pesar de que una hora después de publicada, la noticia fue corregida, Pardo Villalba escribió una carta a la Defensoría del lector en la que aseguraba que “Considero que la rectificación no es suficiente ni proporcional al daño causado, por lo que apelo a su ponderado criterio para que se expliquen, públicamente y con el despliegue necesario, los motivos de tan lamentable error"8.
Efectivamente, la nota en la que se corregía el nombre del capturado, no tenía carácter de rectificación pues se publicó con el mismo titular y, en esencia, el mismo contenido, sólo la última frase del texto contenía la corrección: “Por equivocación eltiempo.com publicó que César Pardo Villalba, también ex presidente de FINAGRO, era la persona detenida. Aclaramos que Pardo Villalba no tiene ninguna vinculación con este proceso”9.

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8. MENDOZA, María Clara. Un grave error, por no confirmar la información. [on line] 2008. [cited: 2010-05-21] Avaliable from internet: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/defensoradellector/un-grave-error-por-no-confirmar-la-informacion_4339623-1
9. PERIÓDICO EL TIEMPO, Redacción Justicia. Capturado ex presidente de Finagro por supuestas irregularidades en asignación de tierras. [on line] 2008. [cited: 2010-05-21] Avaliable from internet: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-4250803


El artículo 7.02.14 del manual, reza que “(…) Tampoco se debe soslayar la gravedad de la equivocación, dando la impresión de que se está haciendo una mera aclaración cuando lo que se debe escribir es una rectificación. Lo peor que puede ocurrir con un error, es tratar de minimizarlo u ocultarlo”10.
Lo que se hizo en este caso fue una aclaración y el manual de redacción de El Tiempo contempla en qué ocasiones se debe usar: “si más que de un error se trata de una redacción confusa que se presta para que el lector saque conclusiones equivocadas (…) las directivas de la Redacción o el editor correspondiente decidirán si debe hacerse una aclaración”11.
El 21 de junio, en la columna titulada “Un grave error, por no confirmar la información”, la señora Mendoza publica la carta de Pardo Villalba y escribe que: “La Defensora considera que el afán de los periodistas por divulgar información en la página web no puede dar al traste con un principio elemental del buen periodismo. Lo sucedido obedece a una injustificada ligereza, porque un periodista no puede dar nada por sentado. Hacerlo es aventurarse a dar una noticia fallida, como ocurrió”12.

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10. CASA EDITORIAL EL TIEMPO, Bogotá. Manual de estilo. 1995. P. 167.
11. Ibid.
12. 12. MENDOZA, María Clara. Un grave error, por no confirmar la información. [on line] 2008. [cited: 2010-05-21] Avaliable from internet: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/defensoradellector/un-grave-error-por-no-confirmar-la-informacion_4339623-1


Sin embargo, esto no solucionó la queja de Pardo Villalba, quien estaba insatisfecho con la “rectificación” hecha por el periódico, la defensora en ningún momento solicitó al periódico hacerlo como el manual lo exige, a pesar de que este, claramente, es un caso en el que cabe una rectificación, pues, como lo considera el manual de redacción, "cuando aparezca publicado un error comprobado sobre materia grave, que pueda lesionar los intereses del lector o del protagonista de un hecho sobre el cual se haya informado"13.
Desde 1992 y hasta el 2008, los lectores del periódico El Tiempo, uno de los periódicos con mayor tradición, credibilidad y tiraje; contaron con un defensor. Si bien, en los últimos tres años, María Clara Mendoza no fue lo que se espera de un ombdusman, los lectores tenían una instancia a la cual acudir en caso de que se sintieran vulnerados.
Después de que el Grupo Editorial Planeta se convirtió en socio mayoritario de la Casa Editorial, las directivas del diario no han contratado un ombudsman, lo cual obvia el capítulo VII del manual de redacción y los estatutos del defensor del lector.
Lo más preocupante es que, no sólo estos hechos han opacado la calidad del periódico, también se han presentado casos como la salida de circulación de las páginas regionales, el despido de la columnista Claudia López por hacer una crítica al cubrimiento que le dio el periódico al escándalo de Agro Ingreso Seguro; y, recientemente, el cierre de la Revista Cambio, publicación de la cual la CEET, se preciaba de asegurar, era “líder en investigación y análisis”, hasta que sus denuncias resultaron inconvenientes para el gobierno y por tanto para los intereses de la Casa.
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13. CASA EDITORIAL EL TIEMPO. p. 167.
Los lectores no recibieron explicación alguna sobre estas decisiones, ni siquiera los mismos periodistas. Desde el 2006, los santandereanos tienen muy reducidas sus posibilidades de información sobre la región; la última vez que los lectores de la CEET tuvieron una persona que velara por sus intereses, fue el 27 de septiembre de 2008, quienes leían la columna de Claudia López, desde el 13 de octubre de 2009 no podrán disfrutar de sus textos críticos y argumentados; y los seguidores de Cambio, a partir del 3 de febrero de 2010, encuentran, cada mes, artículos sobre deportes, tendencias, viajes y entretenimiento. El panorama no es muy alentador.

59 años sin Gaitán.

El pueblo colombiano perdió la esperanza de lograr la igualdad que la sociedad tanto necesita.

HACE 59 AÑOS MURIÓ ASESINADO EL LÍDER POLÍTICO LIBERAL, JORGE ELIÉCER GAITÁN.
Por Mónica Suárez

Nacido en Manta (Cundinamarca), Gaitán logró consolidarse como uno de los líderes más carismáticos y queridos por el pueblo. Llegó a ser uno de los mejores penalistas del país y a denunciar casos como la masacre de las bananeras en la Cámara de Representantes.

El fatídico 9 de Abril, Rafael Quiroga, quien se desempeñaba como contratista, estaba trabajando en la carretera vía Vélez - Chipatá en Santander. Estaba con diez obreros más. Era viernes, terminaban el trabajo a las 5 de la tarde. Almorzaron como de costumbre y continuaron laborando.

A las 10 de la mañana, Juan Roa Sierra un joven de 25 años, con problemas mentales, llegó al centro de Bogotá y se dirigió al café Gato Negro, sitio de tertulia de intelectuales. Mientras tanto, Jorge Eliécer Gaitán estaba en su despacho de abogado, ubicado en el edificio Agustín Nieto, muy cerca de donde se encontraba Roa.

Al medio día Roa Sierra llegó a la oficina del líder político y pidió a la secretaria Cecilia de Gonzáles entrevistarse con el caudillo. Al no ser atendido, se retiró del lugar y se situó muy cerca de la puerta del Agustín Nieto, sobre la carrera séptima.

A eso de las 11 del día, llegaron a la edificación Alejandro Vallejo, Pedro Eliceo Cruz, Plinio Mendoza y Jorge Padilla, buenos amigos de Gaitán. Hacia la una de la tarde, los asistentes salían del edificio rumbo al Hotel Continental, donde iban a almorzar.

En el momento en que se disponían a salir, a la 1:05 p.m. exactamente, Roa apuntó con un revolver a Gaitán y al instante disparó tres veces. Lo llevaron de inmediato a la Clínica Central, allí murió antes de que su amigo y médico Pedro Cruz le realizara una transfusión de sangre.

Los lustrabotas, loteros y demás personas que se encontraban en el lugar, comenzaron a gritar, ¡mataron al doctor Gaitán! Corrieron detrás del asesino, pero un cabo de la policía lo desarmó y lo llevó hasta una droguería para que la turba no lo matara. La muchedumbre enfurecida tumbó la reja, sacó al hombre y en el andén lo masacró.

De Bogotá llamaron a las demás ciudades y pueblos del país. En Vélez se conoció la noticia antes de las 5 de la tarde. Zenón Pardo, después de hablar por teléfono con la capital se fue en su volqueta para la carretera donde Rafael Quiroga y otros obreros estaban trabajando.

Quiroga cuenta que Zenón les preguntó: ¿si saben que mataron a Gaitán? En ese momento se enteraron y de inmediato subieron a las volquetas, pues tenían que parar el trabajo e irse a matar conservadores. Quien no detuviera la labor era considerado como enemigo y corría peligro de muerte. “A Gaitán lo mataron los conservadores por envidia, Lo mató un tal Juan, siempre lo mentaban, Juan Roa Sierra”, recuerda Rafael.

Sintió miedo, porque nunca había estado en una persecución de ese tipo, aunque admite “yo era un poquito apasionado por la política”. Al pueblo llegaron casi a las siete de la noche y la volqueta los dejó en la esquina ‘Chipatá’ muy cerca al parque principal, donde ya habían matado a dos hombres. Vélez estaba incendiado y comenzaron a saquear joyerías, ferreterías y a quemar los molinos y las casas de los ‘godos’.

Rafael estaba frente a la relojería de la familia Téllez y fue testigo de cómo robaron el lugar. “Todo estaba oscuro porque habían quitado la luz y yo veía que brillaban cosas en el piso, yo recogía vidrios pensando que era oro”, explica Quiroga en medio de risas.

Un obrero le entregó a Quiroga un machete para que matara ‘godos’ y le dijo que tenía que patrullar en el Colegio de Varones, hoy Colegio Nacional Universitario, “yo me tuve que escapar porque no estaba acostumbrado a hacerle males a nadie”, asegura.
A las 11 de la noche llegó Rafael a la casa de su suegra Betsabé, donde vivía con Rosalía, su esposa. Ellas lo esperaban angustiadas porque ya se habían enterado de la noticia por Radio Sutatenza y temían lo peor.

El viernes en la noche, escondieron en la casa a dos conservadores: Isaac Fontecha y a su esposa Carmen, familiares de Rosalía. “La familia de mi esposa era conservadora, pero yo me casé con ella porque tenía que ser así. Para casarse, uno no necesitaba política ni nada, aunque eso era lo que reinaba en esa época. Toda esa familia era conservadora, pero me querían porque yo no me metía con nadie”, agrega Rafael.

El sábado, día de mercado, Rosalía y Rafael salieron a comprar sal y aceite para los alimentos, pues no sabían cuánto tiempo tendrían que estar escondidos. Tres días duró la violencia en Vélez. De Barbosa enviaron soldados a controlar la situación. El teniente recomendó a la gente -según recuerda Rafael- no herir a ninguno de sus hombres, de lo contrario “mataban a todos”.

“Y preciso, los liberales hirieron de un tiro a un soldado, y ¡Virgen Santísima!, se embejucó ese Teniente y dijo: parranda de hijuemadres, ¿no les recomendé que no se metieran con ningún soldado? Ahorita mismo me las van a pagar, de aquí no me sale ningún verriondo porque los mato a todos”. En ese momento terminó la revolución en Vélez y los obreros volvieron a sus trabajos.

Rafael y su familia, supo que Roa fue linchado y arrastrado por la carrera séptima hasta el Palacio Presidencial en Bogotá, donde dejaron su cuerpo desnudo. Se enteraron también de los saqueos e incendios en la capital, de la revuelta nacional en contra del gobierno de Mariano Ospina Pérez y sintieron gran tristeza y desilusión –al igual que muchos colombianos, pobres, obreros y campesinos- porque el pueblo había perdido la esperanza.

La muerte de Gaitán recrudeció la violencia bipartidista, lo cual provocó el desplazamiento masivo de personas hacia las ciudades. Causó el aumento de la clase media y la creación de la clase baja, compuesta por desplazados e indigentes. Sin embargo “toca seguir votando liberal, lo importante es no voltearse de partido”.

La muerte de Gaitán cambió los destinos de Colombia. La muerte de Gaitán cambió los destinos de Rafael y Rosalía.

Fotos: Archivo El Tiempo y Biblioteca Luis Ángel Arango (http://www.lablaa.org/)

'Carne Cruda'




Por Mónica Suárez

En pleno sábado, día de mercado, se mueve muy despacio un punto rojo entre la multitud veleña. Los parroquianos no se asombran ante su presencia, pues la han visto desde hace más de medio siglo recorrer las mismas calles, sin embargo, nadie sabe su nombre, la llaman simplemente ‘Carne Cruda’.

Es Ana Francisca Cristancho, una mujer de 86 años, medio sorda y agobiada por el reumatismo. Siempre viste de rojo, porque es “legítima liberal”.

Cuenta con vergüenza que antes era conservadora. “Yo era cocinera en Cimitarra y una tarde estaba con un obrero cuando los ‘Cachiporros’ llegaron, ¡escapita me llevan!”.

A raíz de esto “entendí que era mejor Liberal que Conservadora”, de eso hace ya 66 años. Desde ese día se tiñó de rojo e hizo que su hermana también “diera el bote”.

Dice con cara de enojo que los conservadores “son tacaños, ladrones y culpables de los problemas de Colombia” por eso es que “no le entra Uribe”.

Pero la expresión de su rostro cambia cuando le nombran al doctor Gaitán, sus ojos enmarcados en rojo se iluminan y se asoma una tímida sonrisa mueca.

“Cuando supe que lo habían matado yo no era sorda”, explica en medio de risas. Desde ahí comenzaron los enfrentamientos con los ‘godos’. “Nos tocaba pelear, porque los conservadores nos veían y se metían con nosotros”.

No recuerda por quién fue su primer voto, sólo sabe que era rojo. En las últimas elecciones “voté por Serpa, para ver si esto se mejoraba y por el hijo del doctor Galán, pero yo ya no tiro un voto más. El que quiera ganar que gane”. Y es que le dijeron que Serpa se había aliado con Uribe y por eso no regresó a las urnas. Sin embargo sigue siendo roja…

Un chino colombianizado

Su cabello largo, su camisa con estampado de cuadros rojos que acompaña con un jean y sandalias café, le dan una apariencia de intelectual bohemio. Sus gafas redondas y grandes que utiliza desde hace 10 años para contrarrestar la miopía y el astigmatismo, dan cuenta de las horas incansables de lectura.

Juan Carlos Chío Oi está sentado en frente de un computador de la sala de redacción de la revista Plataforma (Pfm.) rodeado de libros, carpetas y gruesos paquetes de fotocopias, con una mano en la barbilla e inclinado hacia adelante para poder leer.

En cuanto al origen de su familia sólo tiene teorías. Supone que proviene de los súbditos del reino Zhao, quienes huyeron hacia el sur de China cuando el emperador Qui quiso unificar los siete reinos para formar el Imperio Chino. Sus ancestros habrían llegaron a Cantón, lo que en el siglo XVI sería Macau, una colonia portuguesa y actualmente una Región Administrativa Especial de la República Popular China.

Para evitar la persecución cambiaron su apellido de Zhao a Chío. Aunque Juan Carlos considera que la historia de su familia puede ser más reciente asegura que “lo cierto es que Chío, que es en cantonés, el idioma que hablan mis papás, significa Zhao en mandarín”.

Explica detalles de la historia de su país natal como si estuviera dictando una clase y basa su discurso en hipótesis, cifras y datos curiosos que ha leído en alguna de las tantas revistas que tiene en su casa.

Comienza por decir que en Macau no se dieron procesos de mestizaje y por esta razón son tan apegados a su cultura, también que el lugar logró convertirse en un imperio financiero. “Allá hay grandes bancos y casinos, de hecho salió una estadística muy interesante en una revista que dice que el año pasado en Macau se manejó más dinero que en Las Vegas”.

En las primeras décadas del siglo XX llegaron los primeros Chío al país. En Barranquilla se asentaron sus bisabuelos, Rafael y “no sé como se llamaba mi bisabuela, seguramente tenía un nombre muy raro, nunca he podido aprenderme esos nombres de por allá”.

La historia de por qué llegaron a Colombia no la tiene muy clara, “se presume que fue algo no muy legal y no se habla mucho de eso, la teoría es que llegaron huyendo del comunismo”. Estos inmigrantes chinos generalmente venían a trabajar en construcción por menos del salario mínimo y debido a las escasas políticas de control de migración y a las mafias, llegaban al país por cantidades.

La familia de Juan Carlos ha vivido momentos difíciles a lo largo de su historia. Por la pobreza que imperaba en China durante la transición del capitalismo al comunismo, su abuelo tuvo que cambiar las camas por arroz. En la época del paramilitarismo en Barrancabermeja, su papá, José Chío, debió acabar con el negocio familiar, un depósito de víveres y desplazarse hasta San Gil para salvar su vida. Ahora tiene un restaurante y recientemente abrió un hotel.

Algunos Chío se han resistido a incluir en su familia occidentales, de hecho su abuelo Gustavo, quien llegó muy joven a territorio colombiano, consiguió esposa por catálogo, pues no quería una mujer colombiana. “Él dijo: quiero esta, viajó a China y en una semana se casó con ella”. Juan comenta que él y sus hermanos han recibido un poco de presión por parte de su abuela para conseguir una pareja oriental.

Pero Juan dice estar “demasiado colombianizado para ponerme en eso”. Su mamá, Carolina, desconfía de los occidentales porque considera que “su comportamiento va en contra del deber ser”, aunque no niega que hay gente buena, merecedora de pertenecer a la familia Chío.

Nohora María Celedón quien desde hace un año y cuatro meses es novia de Juan Carlos, asegura que la relación con sus suegros ha sido muy buena y que de hecho ha encontrado semejanzas entre la forma en que la criaron sus padres en San Juan del Cesar (Guajira) y la de Juan.

Comenta que las similitudes radican “sobre todo en cuanto al machismo y la crianza de la mujer, pues ella se debe al hombre, aunque eso no sucedió en mi casa porque la que manda es mi mamá, pero los valores tradicionales como el respeto, la escucha, el orden, y la autoridad que tienen ellos son muy similares a los que me inculcaron”.





Juan es el hermano mayor, por tanto debe encargarse de muchas cosas en la casa, del cuidado de sus hermanos y de solucionar problemas cuando se presentan. “Es como el papá”.

Para Nohora, “Juan Carlos tienen un tonillo suelto”. En medio de risas recuerda que el día en que se hicieron novios, Juan regresaba del Meta, “todo el día me mandó mensajes de texto, unos mensajes loquísimos”.

Además de ser la novia, Nohora fue jefe de redacción y editora de Juan en Pfm. Asegura que separan lo periodístico de lo personal, que muchas veces han estado en desacuerdo pero siempre “discutimos civilizadamente, además él se reprime el mal genio”.

Nohora lo ve como un hombre metódico, un lector juicioso y un periodista apasionado. “Él antes de ir a hacer reportería se sienta y hace una lista de fuentes, investiga en Internet y lee, dura como una semana, uno piensa que no está haciendo nada pero está investigando, de eso le he aprendido mucho”.

Esas largas horas de lectura y el seguimiento de revistas y periódicos lo llevaron a plantear como proyecto de práctica, la creación de una Unidad Investigativa en Pfm. Su plan inicialmente era hacer una práctica en Bogotá pero “la fecha de entrega del proyecto de grado coincidía con la de la práctica, era muy difícil manejar el proyecto desde otro lado”.

Tenía dos opciones, quedarse en Pfm. o aplazar la práctica. “La idea era viable pero era algo que no quería aplazar”. Su preocupación lo llevó incluso a pensar en hacer una práctica de medio tiempo en Comunicación Organizacional.

Fue entonces cuando decidió hablar con Wilson Vega, editor de Pfm. en ese momento. “El de la idea fue Wilson, él quería montar una unidad investigativa desde hace rato, era poco lo que yo conocía de eso, pero tengo el perfil de periodista de informe, de reportero, en esa medida encajaba porque soy muy de lectura”.

Juan Carlos también cuenta con experiencia en el campo de la investigación, pues hace parte del Semillero Delfos de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), fue en este grupo que surgió la idea de trabajar como proyecto de grado un análisis sobre la influencia de la publicidad política.

Por ahora, Juan piensa dejar las bases teóricas para que más adelante se ponga en marcha la Unidad. ‘Periodismo Investigativo, Academia y Sociedad’, así se titula el proyecto de práctica que “ni siquiera tiene presupuesto, sólo tengo un jefe que es más un coordinador periodístico y un asesor académico que lo único que me ha dicho es que todo está bien”.

Es la implementación de la Unidad lo que le quita horas de sueño mientras lee cuanta revista, periódico o libro sobre el tema pasa por sus manos. Nohora María explica que los temas para investigación no se le ocurren a Juan Carlos de la noche a la mañana, “él hace un seguimiento de los procesos porque lee desde revistas como Muy interesante hasta Cambio, de ahí surgen temas muy buenos”.

Cualquiera que lo viera trabajar pensaría que Juan Carlos Chío siempre se ha dedicado al periodismo, pero curiosamente su formación académica empezó en una facultad de Ingeniería Electrónica.

Todos sus tíos son ingenieros y siempre recibió una educación “muy de lógica y de números”, también aprendió a leer antes de entrar al colegio. Fue campeón nacional en las Olimpiadas Matemáticas y en noveno grado representó a Colombia en las Olimpiadas Iberoamericanas de Matemáticas realizadas en Costa Rica, pero en décimo abandonó las competencias.

Hizo seis semestres de Ingeniería Electrónica en la Universidad Industrial de Santander (UIS), “no terminé porque no se me dio la gana, mi razón me decía que tenía que terminar pero mi corazoncito decía lo contrario”. Durante esa época sufrió una depresión y cuenta que le costaba levantarse de la cama para ir a estudiar.

Desde el colegio le encantaba escribir, hacía poemas y obras de teatro, “pero el hecho de que tuviera habilidad para las matemáticas no quería decir que me apasionaran”. Pensó en estudiar Filosofía y Letras, pero “por un llamado medio raro estudié comunicación”.

“Estoy apasionado con el periodismo y con la investigación, aunque me duele no dejar montada la Unidad, eso me llenó mucho de aprendizaje, tengo muchas bases teóricas y quiero salir a la calle y ponerlas en práctica”, dice mientras escribe en el computador.

Su novia considera que “tiene un gran futuro en el periodismo y cuando la Unidad Investigativa despegue la gente va a reconocer su trabajo, eso es lo que va a ocurrir porque tiene la capacidad, la inteligencia y la pasión que se necesita para triunfar en esto”.

Por ahora Juan no aspira a trabajar en investigación en un medio nacional porque considera que le falta más experiencia. “Espero trabajar como reportero raso un par de años porque me falta mucho por aprender”.

“Vélez es el municipio más quebrado fiscal y moralmente”: Alcalde.

Por cuenta del desabastecimiento de agua y las millonarias deudas, Vélez, el municipio más antiguo de Santander, es en la actualidad uno de los más atrasados de la región.

Por Mónica Suárez

Sin agua, sin calles en buen estado, con una empresa de servicios públicos quebrada y con una deuda que supera los 14 mil millones de pesos. Así se encuentra Vélez, el municipio del bocadillo y de mayor tradición folclórica de Santander.

Atrás quedaron los tiempos en los que llegaba agua todos los días a las casas de los veleños. El municipio completa 90 días sin flujo constante del líquido.

A pesar de que Vélez tiene acueducto, es necesario bombear el agua desde la vereda La Capilla, lo cual ocasiona un gasto de energía. En la actualidad, la deuda con la Empresa Electrificadora de Santander (Essa), supera los 300 millones de pesos.

Cada 3 días se llenan los tanques de las viviendas del pueblo, según explica Giovanny Chacón, gerente de la Empresa de Servicios Púbicos de Vélez (Emprevel), esto se debe a que “se está recogiendo agua de la vereda El Batán y hemos tenido problemas porque hay un verano muy fuerte”.

Adicional a esto el agua que reciben los veleños no es ciento por ciento potable, pues los cloradores de la planta de tratamiento de dañaron. “Ahora estamos haciendo un tratamiento con hipoclorito”, explica Chacón.

Pero la falta de agua no es el único problema del municipio. Según el informe del saliente alcalde Omar Ariza Hernández, Vélez tiene una deuda que supera los 14 mil millones de pesos, más de 100 procesos judiciales en su contra y una empresa de servicios públicos con las cuentas congeladas.

PLATAFORMA dialogó con Héctor Romero Páez, actual alcalde de Vélez sobre los problemas del municipio.

¿En qué estado recibió las finanzas por parte del ex alcalde Omar Ariza?
Tiene muchas deudas, 14 mil millones de pesos supera la deuda, entre eso está el pasivo pensional, deuda con la Electrificadora, con Findeter (Financiera de Desarrollo Territorial) y la deuda de Emprevel. Vélez es el municipio más quebrado desde el punto de vista fiscal y moral y todo se debe a que se manejó con un criterio folclórico. Me da casi arrepentimiento haberme metido a esto.

Y ¿en qué condiciones estaban las instalaciones de la alcaldía?
Lo único que encontramos fue un edificio y lo primero que hice fue un desahumerio. El alcalde no cuenta con un computador, afortunadamente el Banco Popular y el Banco de Colombia noso han colaborado, la semana pasada fui a Puente Nacional para que el Banco Popular me prestara una impresora.

Usted habla de la deuda con la Electrificadora, por cuenta de eso los veleños no tienen agua, ¿cómo ha tratado de solucionar el problema?
Tenemos más de 200 millones de pesos en deuda con la Electrificadora y con los 20 millones que se recogen en impuestos no se alcanza a pagar. Por eso calculamos un déficit mensual de entre 5 y 8 millones de pesos. La empresa de servicios públicos es la más quebrada, tiene deudas por 700 millones y las cuentas están embargadas, es una cosa que me preocupa más que el municipio. Yo no sé qué tipo de contrataciones o procedimientos se hicieron en la anterior administración, pero es imposible que una empresa esté tan quebrada en tan poco tiempo. Estamos haciendo todo lo posible para suministrar el servicio de agua, pero el grado de potabilidad no es el adecuado. Hemos normalizado el bombeo, cada 3 o 4 días por sector, también estamos elaborando un proyecto para presentar al Ministerio de Ambiente para encontrar aguas subterráneas.

El anterior alcalde Omar Ariza, presentó un proyecto para al construcción de una represa en Vélez, ¿qué pasó con eso?
Presentaron u proyecto sin saber dónde iban a construir la represa. Yo sé que el gobierno departamental y nacional nos van a ayudar pero eso se demora 4 ó 5 años, mientras tanto no nos podemos quedar sin agua.

Muchos son los problemas de municipio, pero ¿usted no encontró nada bueno?
Mire, no hay caminos ni carreteras, Vélez está mal, me da nostalgia, me da rabia. Yo encuentro algo parecido a Sodoma y Gomorra. Vélez ha sido un fracaso, lo único bueno es que pintaron la iglesia.

Teniendo en cuenta el problema del agua, los procesos en contra del municipio y la falta de agua, ¿tendrá Vélez este año las famosas ferias y fiestas?
Varias noches me he puesto a pensar en eso. La semana entrante voy a convocar a la ciudadanía para un plebiscito por los medios de comunicación, las dos emisoras y la parabólica. Los cierto es que las ferias en Vélez son como el Vaticano para el papa, pero vamos a hacer una evaluación de costos, tenemos que recortar los gastos, yo sé que eso le va a doler a muchos veleños pero es mejor salvar el municipio que salvar las ferias.